Keith Staskiewicz

Newman se ve ayudado por el guion moralmente complejo de David Mamet y la excelente dirección de Sidney Lumet.

Tiene parte del material más extraño, oscuro, desconcertante y visualmente arrebatador que los Monty Python hayan hecho nunca.

Uno de los clásicos de Hollywood más divertidos y conmovedores

Mucho más que la ópera prima de uno de los temas fetiche de su director. Una obra maestra existencialista, deliciosamente absurda y que a veces roza lo repelente, pero que cuenta con su propia lógica intrínseca.