El guion de Fletcher y la dirección de Sipes reflejan una sensación de urgencia, dando la impresión de que intentan culminar la película rápidamente para pasar página.
Una película en la que las persecuciones de coches tienen más personalidad que los personajes. Las actuaciones son standard y la trama se siente reciclada, dejando a uno cuestionando cómo algo tan predecible llegó a realizarse.
Zaillian presenta una historia intrincada y profundamente gratificante. Su seriedad moral firme y evidente la distingue claramente de las producciones cinematográficas convencionales.
La combinación de un guion sobresaliente con interpretaciones brillantes, una dirección magistral y su profunda carga política convierten a "The Manchurian Candidate" en una obra destacada y uno de los mejores logros de Jonathan Demme.
Lo más interesante de ella es su carencia total de cualquiera de las cosas, desde humor a emoción, o unas interpretaciones medio decentes, por las que solemos ir al cine.
Los Farrely han demostrado una falta de ingenio notable en su trabajo, y 'Yo, yo mismo e Irene' claramente se sitúa en el extremo más bajo de su carrera.