Su mayor logro es que establece su propia tradición, siendo muy rusa en sus referencias culturales y con un aspecto de noir postsoviético, pero con la energía y el ritmo de Hollywood.
Si buscas controversia, es de visionado obligatorio: interesante, relevante y merecedora de una acalorada discusión después de los tragos que vas a necesitar después de verla.
Esta interpretación de Milne resulta increíblemente insípida. Como película de terror rural, falla estrepitosamente, incluso en comparación con la peor secuela de Wrong Turn. Además, intenta alcanzar el estatus de clásico de culto, pero no logra ser entretenida en absoluto.
La película resulta predecible y carece de profundidad, siguiendo la fórmula típica de terror que emplea estereotipos femeninos desactualizados, como el conflicto entre la matrona y la sirena.
Reforzada por la carismática actuación de Eddie Peng, la película destaca por sus espectaculares escenas, que superan a las de otros filmes de desastres de Hollywood como 'Deepwater Horizon'.
Se presentan instantes de auténtica sinceridad, y los intérpretes logran brillar en roles sustanciales, destacando a Quaid, quien ofrece una actuación notable en uno de los personajes más discretos que ha interpretado en mucho tiempo.