Su potente concepto distópico se vuelve blanco y vulgar. Un experimento intelectual que resulta casi olvidable y no se preocupa por explorar de manera profunda las cuestiones más intrigantes que plantea.
Deliciosamente divertida y graciosa en formas que el género de espías rara vez se permite abrazar plenamente, es un bienvenido entretenimiento en un género que a menudo se toma a sí mismo demasiado en serio.