Vale la pena disfrutar de los 6 min que dura. Es dulce y encantador, cuenta con una animación hermosa y, como tantos otros cortos de Pixar, es conmovedor.
Es evidente que la intención es crear una dramatización ingeniosa y astuta, sin embargo, el tono se vuelve un tanto inconsistente al interrumpir la narrativa para dar paso a expertos que aportan explicaciones más concretas.
Tanto si eres un amante de la cultura inglesa como de la realeza, el metraje histórico y las historias que se esconden tras algunos de los momentos más importantes, así como sus escándalos, serán de tu agrado.
Es una diversión absurda que sabe aprovechar su propia locura. Reconoce que no es cine de autor y se entrega a la tontería. Es el tipo de película ideal para esos momentos en que todo va mal y buscas una forma de desconectar.
Sobre el papel, suena como una 'Chicago Fire' en versión belga, pero sus secuencias de acción realmente apasionantes y cinematográficas la llevan a un nivel superior.