Lo mejor de la película es su tono de thriller político. Carece de las tentaciones típicas de las historias de espías, de la demagogia y de los falsos intentos historicistas, así como de las acrobacias del cine de acción convencional.
Paula Ortiz presenta un audaz reto que logra superar ampliamente. Un despliegue de imágenes evocadoras que mantiene al espectador en vilo, aceptando desde el inicio un impacto emocional construido con notable inteligencia.
Esta nueva incursión en el cine español más chusco parece recuperar la vetusta hilaridad de aquellas viejas comedias habitadas por Tony Leblanc o los Ozores.
Ripoll aprovecha las celebraciones previas a este eterno casamiento. Sin embargo, la película navega entre lugares comunes y clichés que intentan ser transformados. Aun así, el espectador que anhele diversión y risas sencillas disfrutará del filme.
Aunque peca de recurrir en exceso a los clichés, la película ofrece momentos destacados gracias a las excelentes actuaciones de veteranos como De Niro, Keaton, Sarandon y Williams.
Zannou se estanca en diversos pasajes y ciertas concesiones al melodrama amoroso también chirrían en algunos momentos. Pero aun así, consigue reproducir con increíble realismo los combates pugilísticos y efectúa una radiografía implacable de las conductas xenófobas.
Casi todo es previsible, pero está filmada por Lasse Hallström con su característico poder visual. Una función donde brilla con luz propia el lujoso duelo interpretativo entre Helen Mirren y Om Puri.
No está a la altura de sus películas anteriores, porque dulcifica la historia, pero Mihaileanu ofrece un relato, entre jocoso y dramático, sobre la condición femenina.
Esta película es un verdadero regalo. Por su ingenio y la asombrosa performance de su antiheroína, 'Siempre feliz' ofrece constantes sorpresas y logra hipnotizar al espectador.