El enfoque narrativo de la obra se inspira en el cine negro clásico, lo que se refleja tanto en su estética visual como en la representación del protagonista.
Un camino que recién inicia su recorrido por el espionaje, el peligro, una flor venenosa y bastante humor, donde son esenciales las buenas actuaciones del elenco y el ritmo de su trama.
Una serie de escenas que oscilan entre lo aterrador y lo absurdo, acompañadas de efectos especiales que resultan poco convincentes. Sin embargo, podrían ser del agrado de los fanáticos más fervientes del género de terror.
Una combinación de política, drama y periodismo que logra componer un espacio entretenido, de personajes entrañables, pero que por momentos cae en el estereotipo.
Knight busca impactar al espectador con un giro sorprendente que no resulta efectivo, desaprovechando el talento de actores como McConaughey y Hathaway en una trama que se siente efectista.
Ofrece una entretenida perspectiva en acción real del célebre videojuego. La trama se sostiene gracias al humor y al buen ritmo que acompaña la narrativa.
Un relato donde brilla Jakob Cedergren como su único protagonista en pantalla, destacando el ritmo cuidadosamente elaborado por su director y guionista, lo que eleva de manera progresiva la tensión y el dramatismo a lo largo de la historia.
Un relato de una hora y media, donde intensas escenas de acción se entrelazan con momentos de suspenso bien logrados. Boseman demuestra que su talento abarca mucho más que su papel en Marvel como el rey de Wakanda.
Logra un acertado retrato de las cárceles, mansiones y calles francesas de inicios del siglo XIX. Sin embargo, esta ambientación de época choca en varios momentos con el estilo que Richet le imprime a su película.
Una opción narrativa que por momentos se ve algo forzada y pierde el rumbo al jugar con saltos temporales a distintas épocas de modo indiscriminado, pero que cumple con su objetivo principal.