La dejamos con el mismo regusto insatisfactorio con el que terminamos la quinta temporada, lo cual es una lástima. En el lado positivo, hay suficiente material del bueno y viejo Luther para más que redimirla.
En esta cuarta temporada, el número de asesinatos en el edificio se vuelve insostenible, y ni las estrellas de renombre logran que olvidemos la falta de coherencia en la trama.