A pesar de su inicio complicado, la serie tiene mucho que ofrecer. Aunque el primer episodio me deja con dudas y no termina de convencerme, creo que hay ideas interesantes en su desarrollo.
Rompe la pureza de la imagen noruega. No es una serie para despertar lástima, sino para encender corazones y hacer que uno ponga negro sobre blanco cuánto está dispuesto a pelear por sus principios.
Un placer culpable, ya que no necesita ser excelente para ser apreciado. Es un refugio al que se puede acudir cuando se desea escapar de la rutina y observar la vida alegre de los demás.
La serie carece de fuerza tanto en su forma como en su contenido. Se puede ver, pero no logra destacar ni como thriller ni como crítica social. Ha sido una oportunidad desperdiciada considerando el tema que aborda y el talento del equipo involucrado.