Es cierto, es incómodo hablar de ello. Duele, avergüenza y nos hace enfrentar un problema que tenemos como sociedad. Precisamente por ello nos tenemos que obligar a ver 'Examen de conciencia'.
[Crítica 1ª temporada]: Desaprovecha la ocasión de convertirse en una serie personal o atrevida. Tras una premisa alocada, carece de la ambición necesaria para profundizar y le sobra una intensidad dramática que a veces resulta innecesaria.
La serie no arriesga demasiado, es cierto, pero está bien llevada y es entretenida. Dentro del modelo tradicional, logra incluir un discurso fresco y una visión que pueda reunir a adultos y jóvenes ante la pantalla.
Pierde gran parte de su interés al salir de Williamsburg. Sin embargo, considero que el primer episodio y la actuación de Shira Haas, sumados al hecho de que es una miniserie, son motivos suficientes para darle una oportunidad.
Una serie que resulta intrigante, pero que provoca una sensación de vacío y un sabor amargo al conocer su desenlace histórico. Es una producción breve y muy educativa.
Una buena historia negra clásica. Es una serie que evoca la vida en el puerto, la frontera y el contrabando, abordando el papel de la ciudad condal en la entrada de heroína en España durante los años 60. Me ha convencido desde el primer momento.
El tono y el contenido del primer episodio resultan ser asépticos y respetuosos. La narración de los hechos es excepcional y se distancia del enfoque que adoptó gran parte de la prensa respecto a estas desapariciones.
La serie no acaba de saber a dónde quiere ir. La monotonía y el desarrollo predecible de la trama la hacen poco atractiva. Al final, termina importándonos poco. Y este es un fallo que una serie de este calibre no debería permitirse.
En los momentos en que deja los complejos y se abre en canal ante una historia de género gana muchos puntos y resulta algo interesante y muy entretenido. Esperemos poder ver mucho más de ello en una segunda temporada.
Se presenta clara, con ritmo y potencial, pero con un protagonista inexpresivo. Su historia engancha y en esencia es lo que más importa cuando te planteas continuar o no con una producción.
La complicidad con el espectador es su principal fortaleza y la emplea sin ningún tipo de reservas. No se extiende en los dramas ni recurre a largos discursos, y combina magia con hombres lobo de manera excepcional. No se le puede exigir más.
No es para todo el mundo. La ves, te ríes y te dan ganas de mandarlos a todos al cuerno o a aprender a pelear. Y es inevitable repetir que están locos estos romanos.
Funciona en caliente, y como historia de ocho episodios se hace amena. En definitiva, es un entretenimiento de fin de semana razonablemente bueno y sin fecha de caducidad, pero que tampoco deja especial huella.
Brillante. Su historia es intensa, la narrativa fluye rápidamente y evita caer en la monotonía. Transforma un retrato tradicional de una España que debería ser del pasado en una intrigante serie.