Citada por Kurosawa como la película en la que el director inmaduro finalmente se 'descubrió' a sí mismo. Todos podemos estar agradecidos por ese auto-descubrimiento.
En general, es una película profunda, inusual y lograda. Se trata de una de esas obras raras que nos muestran cómo la cultura transforma nuestra forma de pensar.
Funciona más como un cuento de hadas, donde las inverosimilitudes son aceptadas y no existen reglas del mundo real. Sin embargo, es un cuento de hadas carente de enseñanzas, una sátira sin un propósito claro.
A pesar de algunos problemas en la narrativa, la película ofrece mucho para disfrutar. Olivia Colman demuestra su versatilidad, y Toby Jones brilla en su papel como el proyeccionista del teatro.
Una película sobre relaciones que es inteligente, divertida y juvenil. La dirección de Frears es sólida, pero discreta, permitiendo que su foco resida en sus maravillosos personajes y atmósfera.