Puede dejar atónita a la audiencia contemporánea con sus atrevidos artificios argumentales y todas las cosas entretenidas y traviesas que dicen los personajes, pero se mantiene como un clásico del estilo.
Actualizada del Londres de 1890 a la California contemporánea, esta versión de la novela de Wells todavía funciona bastante bien, gracias a sus atractivos efectos espaciales.
La dirección de Teshigahara y el trabajo de cámara de Segawa transforman lo cotidiano en algo fresco y cautivador, algo que solo las grandes películas logran hacer.