Aunque se pierde algo de tensión en los encuentros binarios y a veces simplistas con la criatura, su constitución física y su comportamiento son los mejor del juego y llegan a ser profundamente inquietantes, cuando no terroríficos.
Desesperado por validación y poco novedoso, deja poco espacio para la interpretación, no hay misterio, ni dejará una impresión fuerte en la gente que se acerque por primera vez con él a la saga Silent Hill.
Lleva a su pequeño pero intrigante grupo de protagonistas fuera de la Tierra de maneras que pueden resultar familiares, pero justifica su existencia en el subgénero con sus propios giros juguetones y argumentos filosóficos.