La fotografía es tan íntima y el relato de su reproducción está tan cuidadosamente integrado en una historia satisfactoria que los pingüinos se convierten en héroes de carácter épico.
Mi mitad cínica la odió, a pesar de la presencia de Lane, que es tan magnética que podía estar saltando por un campo, sin trama alguna, y aún así, ser fascinante.
Demuestra que las películas no tienen que estar sobrecargadas para entretener y enriquecer. Esta historia sobre la vida en un monasterio es a la vez profunda y simple.
Un ejemplo excelente de lo que puede lograr Hollywood cuando confía en un proyecto no convencional cuyo equipo creativo tiene una perspectiva diferente de la vida americana