Una conmovedora historia de perdón. Su animado espíritu es suficiente para cubrir cualquier multitud de defectos, y la dirección excepcionalmente inspirada le da un impulso adicional.
Confunde la ausencia de violencia cruel y sádica infligida a cualquier persona atrapada en la vorágine de la esclavitud con la presencia del amor. Pero eso no es amor y, desde luego, tampoco es cine.
Está bien para matar el tiempo. No es, ni mucho menos, una versión revolucionaria de la humillante historia de la adicción al trabajo, pero tiene buen corazón y entretiene lo suficiente como para que merezca la pena verla.
No aporta nada nuevo al concepto. Los elementos son prometedores, pero al desarrollar a sus personajes de manera tan sutil, se limita la capacidad del público para conectar con su carrera contra el reloj.
Aunque no es una película fácil de ver debido a su violencia extrema y su extenso metraje, su profundidad y oscuridad invitan a la reflexión y al debate.
Se trata de una gran película de aventuras que ofrece el tipo de entretenimiento para toda la familia que últimamente se ha dejado en manos de las franquicias.
Parece un poco más trivial que otros trabajos recientes de Dupieux como 'Deerskin' o 'Mandibles', pero sigue siendo una visión única de un director que baila con solidez al ritmo de su propio tambor.