La talentosa Lansbury, con su ocasional parecido a Bette Davis, resplandece en 'Murder, She Wrote'. Los elementos humorísticos de estos episodios independientes aportan un valor adicional a lo que sería un entretenimiento algo insípido.
Los crímenes de los primeros cuatro episodios nos deleitan con giros de la trama y condiciones médicas tan absurdas que con el tiempo resultan entrañables, al igual que, contra todo pronóstico, la interpretaciión de McCormack.
Los creadores Ed McCardie y Corinne Marrinan comprenden que son los personajes los que realmente marcan la diferencia en la televisión, aunque la variabilidad en los estados de ánimo de la fotografía también contribuye a la experiencia.
Con la ayuda de Zane y Anthony Head, que parece que ambos se lo estén pasando bomba, los giros puede que permitan a los espectadores pasar por alto los torpes diálogos y las tramas sin sentido.
La serie se siente descaradamente absurda y carece de originalidad. Su intento de fusionar la ciencia ficción con la sátira es interesante, aunque no se ejecuta de la mejor manera. Sin embargo, lo más destacado de 'Stitchers' es sin duda el gran desempeño de su elenco.