Resulta inspirador ver que el público está dispuesto a enfrentarse una y otra vez a esta historia tan exigente desde el punto de vista emocional e intelectual.
El guion, repleto de tecnicismos, se desvia tanto del hilo principal que resulta difícil seguirlo. Además, los elementos de la novela de Dazai parecen haberse incorporado sin un sentido claro.
Su nuevo estilo de animación 3D resulta efectivo. Presenta una narrativa que, aunque convencional, mantiene el interés del espectador y evita caer en la monotonía.