Por cada instante en que el director logra equilibrar las escenas de acción con la narración, hay numerosos momentos en los que sucumbe a elementos vagos y al nacionalismo.
Para un western, las historias sobre la muerte a menudo son lo único que persiste, pero este filme demuestra que aún son relatos que vale la pena contar.
Si los resultados son algo moralistas, es porque Patel muestra una profunda preocupación por los problemas que destaca y por el lenguaje visual de la violencia que emplea para abordarlos.
Es posiblemente una de las secuelas de cine de terror más impresionantes de la historia, elevando la promesa del film original a algo tangible y demostrando, hace una década, que los slashers no estaban tan extintos como creías.
La película presenta un horror cautivador y realista, pero se siente fragmentada debido a sus dos historias distintas, las cuales no logran encontrar un punto de conciliación.
Hay muchos elementos dinámicos que hacen que la película supere con creces su categoría de peso. Crucemos los dedos para que esta sea la primera de las muchas puertas que se abren para Innuksuk y su talentoso reparto.