Totalmente magnífica. Una historia que podría ser del 2020 o de 1990, con la misma resonancia emocional independientemente de la generación a la que pertenezca el espectador.
No le falta creatividad, pero sí cohesión. Es difícil conectar con ella, dispar en su propia narración, estado de ánimo y tono. Es un guion audaz y tiene una dirección que se queda corta.
La película presenta momentos de humor sutil y emociones auténticas. July ha creado una obra significativa que, en lugar de alienar, logra conectar con la audiencia.
La película de Chen no muestra el cuidado que requiere esta historia, desperdiciando el talento de Erivo en un papel que desmerece sus ya conocidas habilidades. El guion es desacertado e irreflexivo.