Ofrece un microcosmos interesante de la población multiétnica francesa y observaciones fascinantes sobre los dilemas y los malentendidos que conlleva la enseñanza y el aprendizaje.
Una confusa selección de momentos históricos que cobra vida cuando su fascinante historia humana se pone al frente. Como siempre, cuando Eastwood vuelve su mirada compasiva sobre las debilidades y las emociones de sus personajes, la película vuela.
Asombrosamente mediocre. Está bien producida, pero resulta ser tremendamente banal. La decepción se amplifica al ver cómo malgasta a un reparto sólido.
Es implacable en su acción y le falta una caracterización más profunda y una interacción humana que podrían profundizado más en las cuestiones controvertidas sobre la religión y la humanidad que plantea.