Es ridícula y muy divertida, aunque a veces es difícil saber si es intencionado o no. En cualquier caso, sigue siendo fascinante por la eficacia de sus temas.
Una trama que resulta demasiado estirada y llena de detalles para mantener la atención de la mayoría de niños, y más bromas sobre flatulencias de las que nadie se merece.
Lo más inquietante y cautivador es la dualidad entre la emancipación y el deterioro de Izumi, lo que evoca una versión aún más aterradora de 'Mulholland Drive' de David Lynch.