Esquiva la mayoría de síntomas típicos de una secuela con fatiga. Las aventuras toman nuevos giros maravillosos pero sin desviarse demasiado de la idea original.
Pankiw y Sennott presentan la historia de Sam con un enfoque creativo y a la vez sensible, ofreciendo un retrato entrañable de un individuo que aprende a enfrentar las tragedias de la vida y a disfrutar de su lado divertido, a pesar de las adversidades.
Una encantadora historia de fantasía y de referencias a la cultura pop. Tiene el buen humor de películas como 'Goonies' y algunos elementos propios de sagas de los años 80.
Es como si a esta alegre comedia romántica le estallaran las burbujas de espuma por la repentina invasión de interrupciones dramáticas y música y letras pop poco inspiradas.
Moratto revela su versatilidad al dirigir, logrando capturar emocionantes escenas de acción mientras mantiene la tensión narrativa y equilibra las emociones de manera efectiva.
Para una película centrada en la música, es decepcionante que la canción final no cumpla con las expectativas, mostrando una letra que no alcanza la calidad de las composiciones anteriores.
La película carece de sorpresas y momentos memorables, ya que la trama avanza de manera bastante predecible. Además, las escenas que intentan ser emotivas resultan excesivamente sentimentales.
Seligman y Sennott demuestran un gran dominio del ritmo cómico, mostrando un talento especial para introducir observaciones agudas, miradas significativas y sonrisas que reflejan ironía.
Acaba convirtiéndose en un tenso thriller político, atrapando la atención del espectador a medida que los eventos nos conducen al inevitable show que se produce el día de las elecciones.
Como debut, es una obra cinematográfica impresionante. Aunque el gran elenco y la narrativa de viajes en el tiempo resulta a veces vertiginosa, es una experiencia fantástica para ver.
El documental evita calificar el espectáculo de tortura, aunque algunos críticos de su tiempo lo hicieron. Lamentablemente, falta esa perspectiva que denuncia la explotación de Nasubi en esta conversación.
Ofrece un análisis interesante sobre los millennials, aunque carece de profundidad. A medida que reflexionas sobre su mensaje, se descompone la perspectiva que intenta presentar.
'Unbreakable' y 'Split' destacan como las grandes obras de Shyamalan, mientras que 'Glass' parece situarse en un punto intermedio, entre el éxito de estas películas y las que dejaron desilusionados a muchos fans.
A veces es dinámica, aunque su narrativa resulta confusa. Presenta una buena cantidad de acción, pero carece de los personajes necesarios para lograr un vínculo emocional con el espectador.