Un magnífico retrato del genio y la adicción. Es una de las pocas series que logra representar con precisión una forma particular de genialidad sin perder la conexión con los espectadores.
Rara pero entretenida. Su brillanteza radica en su habilidad para presentar a talentosos actores como Kate Berlant y Alfred Molina interpretando de manera convincente a personajes que parecen ser malos actores.