El filme tiene una entidad propia y se presenta como un entretenido espectáculo de acción y humor. Lo más fascinante no radica en la fábula, sino en el placer que genera cada secuencia de acción, diseñadas por el director con una sorprendente maestría.
Es tan efectiva y efímera como sus predecesoras y, como un juguete en tiempos digitales, entretiene un rato a cualquiera con ganas de divertirse antes de pasar a otra cosa más interesante.
Sus virtudes destacan la singularidad de una historia con un final abierto inesperado en una película infantil, así como su particularidad estética al combinar la animación tradicional de objetos con el diseño contemporáneo de imágenes generadas por computadora.
Entre tanta tendencia, los gemelos Spierig explotan la alegoría anti-armamentista para desentenderse de la narración y terminan perdidos en los pasillos de una mansión a la que jamás le encontraron la salida.
El director demuestra su habilidad visual al abordar el viaje temporal y se siente mucho más a gusto capturando la estética de la época del socialismo en La Moneda que reflejando el tiempo actual, que solo se utiliza para establecer conexiones.
Wolf se destaca en su habilidad para crear tensión narrativa en el documental, abordando uno de los episodios más icónicos de la historia argentina tras el final de la dictadura.
El foco de la película está siempre puesto en las cuestiones de género, pero el cineasta hace brillar las diferencias sociales que impiden la integración trans incluso dentro del movimiento LGBT.
'Back to Black' propone un emprolijamiento de la controvertida figura de una artista que, incluso en la propia película, se declara en contra de los lavados de imagen y las estrellas prefabricadas.
Planteada como una fábula de empoderamiento, la película de Oz Perkins presenta momentos destacados, aunque también algunos que podrían considerarse de relleno. La generación de atmósferas es uno de los aspectos más sobresalientes de la película.
La dimensión política del filme no vuelve depresiva a esta comedia de enredos. El verdadero brillo de la película y su diversidad de colores son obra de Hugh Grant.
Un disco atascado en el estéreo del coche que permite escuchar medio Velvet Underground & Nico, una de las mejores óperas primas de la historia del arte, que encaja a la perfección con la película. Esto es más de lo que se puede pedir a cualquier debut cinematográfico.
El principal problema de 'Madraza' se presenta cuando Aguilar restringe el interés de la película a la resolución del conflicto policial, lo que hace que las sorpresas del guión sean predecibles.
Las icónicas patillas de Wolverine dejaron de brillar en una película marcada por la melancolía. Sin embargo, esa tristeza se ve atenuada por un rayo de esperanza que surge con el surgimiento de una nueva generación de portadores de garras retráctiles.