Es una serie chispeante y estimulante, pero Cecily Strong, en particular, es el elemento fundamental. Aporta una vulnerabilidad que se gana el emotivo epílogo de la temporada.
A pesar de la cautivadora presencia de Stallone, la producción se siente más como una simple retrospectiva de su carrera que como un verdadero documental.
¿Por qué la humanidad es capaz de cometer actos tan atroces? ¿Quién tiene el privilegio de eludir las consecuencias de sus crímenes? Estas preguntas intrigantes nos llevan a reflexionar y buscar respuestas.
No puede sostenerse únicamente con el considerable encanto de Urie, pero es emocionante verlo en un papel protagónico tras haber estado tan infrautilizado desde 'Ugly Betty'.
La historia de la segunda temporada resulta ser más cautivadora que el contenido presentado. Los personajes ostentan un nivel de interés superior al de la trama.
La diversión radica en la habilidad de los creadores Eilif Skodvin y Anne Bjørnstad al explorar distintos planteamientos del tipo 'y si'. Su originalidad y creatividad mantienen al espectador intrigado y entretenido.
Un drama legal al estilo de Shonda Rhimes que sobresale en su ejecución. Ofrece una mezcla de agudeza, diversión y un ritmo entretenido que lo convierten en una experiencia destacable.
Raro es el reboot que logra recrear la esencia del original. Sin embargo, hay momentos en que es gratificante reencontrarse con personajes familiares después de tantos años, y 'Mr. Monk's Last Case' ofrece esa valiosa ocasión.
La serie presenta una narrativa que se desarrolla de manera equilibrada y a un ritmo pausado, lo que aporta profundidad y hace que la historia sea más accesible para el público.