No necesitaba durar 2 horas y 35 minutos; hay demasiada conversación trivial. A pesar de eso, las escenas más aterradoras resultan bastante convincentes. Es una película que invita a la reflexión y genera un debate profundo.
Es rica en imágenes y sorpresas, dos aspectos en los que Lang era excelente. El director transmitió con mucha brillantez una sensación de estar atrapado.