El argumento es tan convincente que al salir del cine, sientes como si regresaras a casa después de una visita a tus padres, aunque estos no se parezcan en nada a los tuyos.
La obra de August Wilson de 1987 presenta una apertura que destaca en algunos aspectos y flaquea en otros, mientras que esta adaptación al cine brilla gracias a sus interpretaciones excepcionales.
Esta última parte presenta ciertos instantes de exuberancia cinematográfica, pero carece de una trama sólida, personajes que capten la atención o diálogos que resulten creíbles.
Con su atrevida banda sonora francesa, la película muestra un deseo irresistible de emular los thrillers clásicos, lo que hace que sea difícil no dejarse llevar por su ambición y su atractivo innato.
Sarah Paulson destaca en este aterrador thriller situado en la Oklahoma de los años treinta. Sin embargo, la película se ve lastrada por el uso excesivo de clichés comunes en el género del terror.