Le parece más importante inspirar al espectador que profundizar en la psicología de Fahrije. Sin embargo, es una película que merece la pena por su agudo análisis de cómo el patriarcado se infiltra en todos los aspectos de la sociedad de Kosovo.
Confirma a Sciamma como una de las mejores directoras de actores infantiles, presentando una hermosa oda al amor entre madre e hija y una reflexión melancólica sobre la distancia que siempre hay en esa relación.