Elegía del sueño familiar que se fue y del anhelo de otro que nunca se concretó. La película también presenta, afortunadamente, algunos instantes de humor y unos pocos personajes que alivian un poco la tensión.
La adaptación opta por crear su propio camino, enfocándose en rostros atractivos y un vestuario pulido que carece de realismo. Sin embargo, la actuación de Rainer Bock como sargento logra que casi cualquier aspecto del papel resulte creíble.
Esta es la segunda película de Xavier Legrand. Su guión, la dirección y la meticulosidad en los detalles, así como su capacidad para insinuar más de lo que se muestra, reflejan el talento de un cineasta a quien vale la pena seguir.
Ese registro, Sans lo hace con todo respeto, propiciando sin azúcares ni discursos la simpatía del espectador, sin entrometerse, pudorosamente, delicadamente.
Sin nada nuevo que decir. “Victor Frankenstein” es una superproducción que aporta un gran despliegue y una elaborada dirección de arte, y algunas escenas interesantes.
Este documental, el tercero de Álvarez enfocado en los mayores y su conexión con el arte, destaca por el cariño, respeto y delicadeza que transmite. El director tiene una gran habilidad para hacernos comprender distintos aspectos sin recurrir a explicaciones directas.
Esta comedia romántica cuenta con profundidad y observaciones acertadas. Ofrece un encanto moderado, un humor suave, junto con una dosis de nostalgia y emoción, además de contar con actuaciones destacadas.
Singular, imponente, de imágenes hermosas y exposición maliciosa, esta obra colombo-venezo-argentina sorprende por su factura, su producción en medio de la selva, y también por lo que cuenta.
La trama de “Cómo funcionan casi todas las cosas”, aunque ficticia, está bien construida y mantiene su ritmo, siendo solo hacia el final donde se siente un ligero deslizamiento, aunque eso no le quita importancia.
Acierta como parodia del éxito y como sátira sobre el comportamiento de diferentes razas y sociedades, pero en general, es sólo una serie de guarangadas.