El destacado trabajo del cineasta turco Faith Akin cuenta con la actuación impresionante de Diane Kruger, quien cautiva al público con su poderosa interpretación.
Está muy bien elaborada, y todo fluye de tal forma que el espectador no advierte los esfuerzos de su construcción, ni se detiene a admirar cuán inteligentes son sus responsables.
La intriga es efectiva y logra captar la atención del público, generando una creciente tensión y expectativa. Aunque hay muchas historias similares en la industria, cuando están bien realizadas, ofrecen un gran disfrute.
Una pintura precisa de caracteres, gente de mucho talento e inspiración detrás y delante de las cámaras y un libreto que maneja muy bien la tensión y la información.
Esta película destaca por su atractivo elenco, recursos creativos y una producción cuidadosa, además de abordar temas relevantes en la actualidad. Sin embargo, presenta algunas debilidades.
El ritmo de la película es soporífero. Aunque tiene la misma duración que "Le amiche" de Antonioni, se siente mucho más extensa y, además, carece de coherencia.
Comedia de acción y sátira social se entrelazan en una historia algo enredada. Sin embargo, los protagonistas Imanol Arias y Darío Grandinetti logran dar claridad a la trama.
Vincent Lindon interpreta a un personaje que encarna al hombre común endurecido, recordando a Jean Gabin, pero con un toque de vulnerabilidad oculto en su interior.
La película presenta de manera directa las características singulares de varios vendedores de una sedería en Once. Más que ser un filme convencional, se percibe como una exhibición excepcional.
A veces, la película presenta ciertas irregularidades y repeticiones. Sin embargo, logra captar la atención. Aborda un tema serio con una notable sobriedad, cuenta al menos con una secuencia destacada y tiene como gran acierto a una actriz excepcional.
Un tocante relato en el que compañerismo, cariño, paciencia, vergüenza y dolor son expresados de manera soberbia por Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva.
La trama es breve pero tiene una belleza única, impregnada de narrativas secundarias igualmente encantadoras, siempre con un enfoque realista. No hay elementos exagerados ni idealizados.
Es una muy buena película sobre un matrimonio que está por celebrar sus 45 años de casados cuando irrumpe en el hombre un recuerdo de juventud; ejemplar actuación de Charlotte Rampling.
Jim Broadbent y Lindsay Duncan brillan como un matrimonio mayor, cuyas interacciones oscilan entre el amor y el descontento. Durante un fin de semana, muestran una mezcla de sonrisas, enfados, cariño y reproches.
La trama presenta ciertas desbalancees, con momentos que se desvían un poco del tono general y remates que no aportan mucho, aunque estos son fallos que se pueden considerar menores.