Ofrece ocho horas de diversión extrema. Es la primera serie española que logra transmitir la diversión, el ambiente festivo, el alcohol y la sexualización que se vive en una verdadera fiesta. Di no a las drogas, pero sí a 'Élite'.
Una película con aroma de clásico, que ofrece una propuesta visual que oscila entre lo tétrico y lo encantador, siempre consciente de su esencia artística en cada plano. Esta es una película que los hijos querrán ver repetidamente.
Se nota el carisma de León como guionista y director en todas y cada una de las escenas. Sabe exprimir y resaltar las realidades y valores de la época, enfrentando esas dos velocidades en las que vivía el mundo.
Barroso, en su rol como director, aprovecha un evidente presupuesto generoso por parte de la plataforma. Esto le permite combinar tonos, localizaciones y situaciones que elevan su obra a un nivel de lujo, tanto por la trama como por la experiencia que brinda al espectador.
'El caso Asunta' es más que la interpretación sublime de Candela Peña como Rosario Porto. La serie no se limita a explorar la maldad, sino que sugiere algo todavía más inquietante.
Javier Calvo y Javier Ambrossi demuestran ser dos creadores que comprenden el mundo del espectáculo así como la compleja combinación de humor, drama y ternura.
El oficio de Mike Flanagan como guionista y director es excepcional porque no pierde nunca de vista que lo importante es el bagaje emocional de los personajes. Los seriéfilos se acordarán de ella.
Montero tiene un don: el de entretener en todo momento con una mentalidad estética y narrativa heredera de la escuela americana. Los ocho episodios vuelan mientras fascina el personaje de Viruca.
Un despropósito. Una serie que resulta repetitiva y forzada en sus intentos de comedia y drama, con una estética promedio que, en algunos momentos, se atreve a considerarse innovadora.
Los guionistas no ocultan la exposición de los interrogantes, y la introducción de los personajes es básica. Puede ser adecuada para aquellos que aprecian el género, pero carece de originalidad y creatividad.
Da la impresión que Black Mirror llega tarde. Es un episodio lento, con escenas que parecen de relleno y posiblemente el más aburrido emitido hasta ahora, después del insoportable 'Metalhead'.
Sus episodios son coherentes y logran entretener al público amante de la cultura gamer. La introducción de los personajes es encantadora y hay instantes memorables en la trama. Aunque no tenga grandes aspiraciones, conoce perfectamente cómo conectar con la audiencia.
Una de las obras más inclasificables y estimulantes de la última década. Una oda dramática, sobrenatural y fantástica al poder transformador del arte y de las historias para después transformarse en un hechizo excéntrico y rojizo en clave 'noir'.
El guionista prioriza el ritmo y las paradojas, dejando de lado la profundidad y el desarrollo de la trama. Además, su manejo de las escenas emocionales y los giros de misterio carece de sutileza.