Una versión hermosa pero superficial de la historia de Colette, con canciones poco inspiradas de Lerner-Loewe y actores que no son demasiado agradables.
Hay una sensación abrumadora de que Hepburn fue limitada. Es la única vez que Jimmy Stewart compartió pantalla con Hepburn, y su química resulta intrigante.
Un melodrama cautivador que presenta algunas ideas y visuales asombrosos al estilo de Welles, aunque no en la cantidad deseada. Las actuaciones son adecuadas, pero carecen de la chispa necesaria.