Entretenida, aunque muy trillada. La trama resulta sospechosamente neutral sobre si los jóvenes deberían dejar la esclavitud digital para optar por la compañía de amigos en la vida real.
Urzendowsky brilla como miembro de este dinámico y juvenil elenco. Las secuencias oníricas están bien ejecutadas, añadiendo una capa interesante a la narrativa.
La presentación carece de inspiración y parece excesivamente corporativa, dando la impresión de que tanto los humanos como los caballos son meras producciones digitales.
Se deja ver, pero resulta demasiado suave. Es similar a 'Gomorrah', pero carece de sus elementos más crudos, pareciendo más bien una versión estilizada para televisión.
Una dirección más decidida en la trama y en la interpretación de Shia LaBeouf podría haber enriquecido esta inmersión atmosférica, que resulta admirablemente desatada en un mundo poco explorado.
Las interpretaciones son buenas, pero la resolución resulta demasiado liviana en esta historia sobre una niña que se enfrenta al trastorno alimentario de su querida hermana mayor.
Es un placer transgresor y ostentoso, desde conversaciones barriobajeras hasta sexo inesperado y una sorprendente profundidad emocional. Es otro notable triunfo de Dolan.
Extrañamente conmovedora, debido a la inexorabilidad de la progresión narrativa, subrayada por sus intertítulos bíblicos; los episodios generan paradójicamente una especie de suspense.
Una historia iniciática amable, divertida y tierna. Tiene encanto, aunque resulta un poco sentimental y sencilla, careciendo del verdadero potencial emocional que muchos esperábamos de Rohrbacher.
Una obra enormemente emotiva de realismo social, una reinvención de la historia de Oscar Wilde que consolida al director Clio Barnard como uno de los mejores cineastas jóvenes de Gran Bretaña.