Lo más interesante es que se trata de un entretenimiento británico que permite una interpretación sutil por parte de Lenny Henry. Sin embargo, también presenta algunos enredos apasionantes.
Esta serie, evocando el estilo de Hitchcock y Danny Boyle, presenta composiciones meticulosas que transforman la justicia en una compleja broma cósmica.
Entre meteduras de pata graciosas y provocaciones constantes, el elenco ofrece reflexiones mordaces sobre la mortalidad. Este espectáculo se percibe como una hermosa vía de escape.
Holt y Buckley plantean de manera sutil la interrogante de cómo se puede considerar a un niño como un adulto en un entorno tan inestable y desconcertante. Sin embargo, su enfoque a menudo se inclina más hacia el análisis que hacia la enseñanza.