Jonathan Teplitzky adopta un enfoque anticuado y monótono para narrar esta emotiva historia de reconciliación. La presentación resulta demasiado sutil para captar la atención del público en general.
Con un material así, Samuel Fuller o David Lean hubieran hecho un film bélico épico. Sin embargo, en manos de John Dahl, 'El gran rescate' no logra hacer justicia a su título, presentando lo que se puede esperar de una película de este género, pero sin aportar nada adicional.
Un debut en la dirección competente, aunque corriente, con la versión menos atrevida de la historia de la natividad (que es esencialmente lo que el público religioso ha estado pidiendo).
Para esta exclusiva, Neville intenta algo poco convencional al dividir el proyecto en dos largometrajes distintos que adoptan formas radicalmente diferentes.
El documental sobre el cándido Michael J. Fox resulta ser más divertido y entretenido de lo que podría aparentar. Se presenta como un retrato que está a la altura de las mejores obras de Fox.
Stephen Kijak mezcla escenas descontextualizadas de la carrera del actor con entrevistas reveladoras sobre su vida amorosa y su trágica muerte a causa del SIDA.
Aunque la dinámica entre un estoico Joaquin Phoenix y una ardiente Vanessa Kirby resulta intrigante, la inusual relación del emperador francés con Josefina desvía la atención de la especialidad del director: las épicas secuencias bélicas.
No es tanto un retrato definitivo, sino un punto de partida para nuevas investigaciones. Es una crítica a la falta de sinceridad y un recordatorio a los extranjeros ambiciosos para que no abandonen su cultura en su búsqueda del éxito.
Es una película erótica. Aunque presenta un enfoque más inteligente en ciertos aspectos en comparación con otras películas de explotación de monjas como 'Put Your Devil Into My Hell' o 'The Killer Nun', en otros aspectos resulta considerablemente más ingenua.
Wright, de vuelta en plena forma y evidentemente revigorizado por la pandemia, despliega una vez más la clase de creatividad radical que hizo de 'Pride and Prejudice' y 'Atonement' unas maravillas tan electrizantes.
No ofrece grandes revelaciones, ni momentos interesantes ni escenas íntimas en las que Michelle Obama baja la guardia, pero la audiencia a la que va dirigida tampoco espera algo riguroso.