Con todo lo entretenido que puede ser su alegre sentido del detalle, todo el escenario parece forzado: demasiada elaboración para contar una historia más idónea para seres humanos.
Maravillosamente adaptada del bestseller internacional del ilustrador británico Charlie Mackesy, esta joya de media hora parece 'The Little Prince' para una nueva generación.
Notablemente, no cuenta con un villano, interés romántico, números musicales ni animales que hablan. Aún así, debería entretener e inspirar a los niños a actuar en vez de esperar pasivamente el beso del amor verdadero.
Todo encaja a la perfección, un matrimonio de la sensibilidad nítida, agradable e inofensiva de Pixar con lo que podría describirse como 'el mundo real'.
El desenlace de la película resulta muy satisfactorio. Sin embargo, el desarrollo previo parece carecer de originalidad y se siente un tanto superficial.
No es un simple remake. Es a la vez un homenaje y una renovación del clásico de 1998, y también una sólida reimaginación de la fuente original de aquella película.
Una proeza hiperdetallada y visualmente deslumbrante. La evolución del estudio Laika ha alcanzado un nivel en el que cada fotograma se convierte en una obra de arte.
La historia puede ser chapucera en algunas partes, pero el carisma colectivo de su reparto compensa más que suficiente. Como dice el refrán: no odies al jugador, odia al juego
Lillis aporta frescura a uno de los detectives más queridos por el público estadounidense, en una versión que actualiza al personaje de Nancy Drew de manera adecuada a las nuevas generaciones.
El maestro de la animación Mamoru Hosoda presenta una historia íntima, con una simplicidad genuina. Se trata de la obra más personal de su carrera, ofrecida como un entretenido relato para toda la familia.
A pesar de ser más divertida y aterradora que la original de 1984 de Ivan Reitman, este remake del director de 'Bridesmaids', Paul Feig, no logra ofrecer suficientes novedades respecto a su predecesora.
Una película sencilla pero única, tan cuidadosamente elaborada y sugerente como los títulos anteriores del estudio. Es una prueba sorprendente de una sensibilidad original.
Hubo un tiempo en el que rodar porno era la manera más rápida de sabotearse. Pero en este fracturado cuento de hadas, bien podría ser un camino a la redención.
Una historia de redención repleta de estrellas que da la impresión de ser demasiado calculada como para ser verdad. No ofrece muchas sorpresas: parece ser más bien un proyecto vanidoso de Timberlake.