A Stanton se le han proporcionado los recursos necesarios para construir un mundo vasto y costoso, pero no posee los instintos necesarios para dirigir actuaciones en vivo, lo que se evidencia especialmente en las interpretaciones. Kitsch, en particular, no muestra el carisma suficiente.
En un intento de hacer su primera película para todas las edades, Martin Scorsese ha creado una película eterna. Simultáneamente clásica y moderna, popular pero también insobornablemente personal.
Pixar se ha puesto el listón demasiado alto para sí mismo. Este guion parece más una suma de gags que otras propuestas anteriores. Las imágenes son tan hermosas como siempre.
Es una gran decepción, ya que esperábamos que una adaptación real de Avatar fuera algo tan fascinante como nuestra primera experiencia con el wire-fu, en lugar de esta confusa propuesta con apariencia de dibujos animados.
Mozaffari tiene buen ojo para los detalles que hacen que una situación o un lugar cobre vida, trabajando con actores inexpertos para crear personajes electrizantes y una sensación de imprevisibilidad tensa.
Bloom lidera una obra que versa sobre los complejos ecos del abuso, ofreciendo su mejor interpretación hasta la fecha en este indie de bajo presupuesto.
Este convincente drama humano descubre una nueva energía en el inspirador género del cine sobre profesores, revelando constantemente nuevas capas de sus personajes.
Un estudio de personajes bellamente íntimo, que argumenta sin ninguna duda que la identidad afroamericana es demasiado compleja para ser reducida a los endebles estereotipos que a menudo se ven en pantalla.
Un par de interpretaciones soberbias de los recién llegados Alana Haim y Cooper Hoffman dan fuerza a la película más adorable del director hasta la fecha.
Es a la vez estimulante y confusa, en parte porque el patriarcado es un Goliath demasiado grande como para ser derribado de un solo golpe. No obstante, es muy interesante ver a jóvenes directores luchar contra el status quo.