No es un gran logro de la animación por ordenador ni es especialmente original o divertida. La banda sonora es solo aceptable, pero el trabajo de voces es excelente y su mensaje es muy agradable.
Las brillantes actuaciones junto con el ingenioso guion de Neil Simon conquistaron al público estadounidense en 1977, y este conmovedor romance continúa siendo cautivador e intrigante incluso décadas más tarde.