Lo siento, pero no logré conectar con esta película. Su premisa resulta tan absurda que en todo momento me sentí consciente de los hilitos de la trama.
Asombrosamente mala película. Lo más sorprendente es ver a Elaine May, Warren Beatty, Chris Rock, Lance Crouther, Ali LeRoi y Louis CK como guionistas. Definitivamente, sus nombres merecen un lugar en el paseo de la fama.
A pesar de que la historia se adhiere a un enfoque clásico, los diálogos y las actuaciones son únicos. Esta película ofrece una crítica ingeniosa y divertida sobre los clichés de los instructores sádicos que asustan a los reclutas.
Brook ha logrado lo más complicado: transformar una obra de teatro significativa en una película que no solo es más impactante y directa que su versión original, sino que además destaca por su esplendor y distinción.
Rara vez una película tan simple me ha conmovido tanto. Su premisa nos atrapa. Nos conmueve y nos conforta su historia atemporal sobre la trascendencia de lo eterno.
Lo que evita que sea solo un reciclaje es la excelente selección de los intérpretes y el ingenioso guion de Elaine May, que respeta la historia original mientras introduce alguna sorpresa ocasional.
Mucho más que una historia de guerra y matrimonio, este filme explora los límites del perdón entre las personas. Destaca por su cuidada cinematografía y un montaje excepcional.
Debería haber un nivel subterráneo en el que los hilos narrativos se conecten y cobren sentido, pero eso no se encontró. La estructura temporal fragmentada resulta ser una molestia, más que un estilo.
Las cuatro primeras películas de Ripley son espléndidas. Esta es sin duda la mejor de las cuatro y Malkovich es precisamente el Tom Ripley que imaginé en las novelas.
Un intento de revitalizar un clásico del crimen de los años 50, pero Cimino lleva la intensidad demasiado lejos, resultando en un melodrama excesivamente cargado.