'Los olvidados: Cicatrices' no alcanza el nivel de efectividad de su antecesora, 'Los olvidados', pero conserva la alta calidad técnica, la atención al detalle visual y el estilo cinematográfico distintivo de los hermanos Onetti.
El guión presenta una mayor ambición y el presupuesto ha aumentado en comparación con la entrega anterior. Sin embargo, la película tiende a ser más dispersa y carece de la coherencia que se esperaba.
El principal obstáculo de 'Séptimo' es su guión. Es difícil disfrutar de una película que intenta crear una atmósfera de suspenso pero que presenta un libreto con fallos, incoherencias y situaciones incomprensibles.
La mezcla entre un posible asesino en serie y una intriga política proporciona a la serie una base sólida que asegura que cada uno de los seis episodios resulte cautivador y logre captar de verdad la atención del público.
Una mirada desencantada del mundo y por momentos siniestra, la vuelven en una película fuerte, oscura, pero atractiva hasta el final. Un buen guión, de tanto en tanto, nunca viene mal.
El comienzo está bien, las primeras complicaciones tienen la tensión adecuada y finalmente hay que tenerle mucha paciencia para dejar pasar las cosas muy mal resueltas de la última parte.
Un pequeño drama repleto de desenlaces absurdos y secuencias inverosímiles. Evoca aquellos momentos en que las actrices de series se quedaban sin verdaderos éxitos y comenzaban a aparecer en producciones policiales de bajo presupuesto.
La premisa resulta intrigante. Se presentan numerosas escenas de acción efectivas y algunos aciertos que mantienen el interés hasta el último acto, momento en el cual tanto el presupuesto como la calidad del guión parecen escasear.
Una de las peores cosas que tiene la película es el trabajo de los actores. Anne Heche y Thomas Jane, los dos protagonistas, están fuera de todo y fallan en absolutamente todas las escenas.
Si aceptamos su lado melodramático y el hecho de que su lógica interna la hace bastante predecible, 'La chica de Oslo' es una serie que se puede disfrutar en un solo fin de semana y resulta entretenida.
El primer episodio capta la atención de inmediato y promete mantener el interés. Aunque en los capítulos siguientes retiene esta energía, eventualmente se desvía hacia caminos menos convencionales, ofreciendo una experiencia distinta a la que se anticipaba inicialmente.
Sin un villano claro y con momentos de acción que logran poco, la película se desarrolla en una serie de situaciones sorprendentes que a menudo son previsibles y mal llevadas a cabo. Así transcurren los 105 minutos más interminables del año.
El núcleo de la película se centra en el show de Stand Up de Bert Kreischer. Aunque cuenta con algunos momentos entretenidos, su presencia limita el impacto general. Esta película representa una buena oportunidad para despedir a Kreischer.
Una buddy movie depende de la conexión entre sus personajes, y en este caso, esa química brilla por su ausencia. Saglio muestra que la dirección de películas de baja calidad no es exclusiva de un solo género de cineasta; también puede ser obra de mujeres.
La película aborda tensiones raciales y la lucha de clases, reflejando la dura realidad de la vida en el país. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del director por transmitir su mensaje, carece de un verdadero valor cinematográfico.
Es una de las pocas películas que se acerca a un público más adulto. Y aunque esto no dice nada por sí solo de la calidad de la película, al menos consigue diferenciarse de la mayoría.
No hay mucha profundidad ni demasiado humor, es simplemente lo que se ve a primera vista. Una comedia de una ligereza que la vuelve simpática y olvidable a la vez.