La película roza el ridículo en ciertos momentos, mientras en otros, sobre todo en la microhistoria emocional de una familia, es conmovedora. Pero el castillo Malickiano tristemente no se sostiene.
Es correcta, si bien se acoge a una narrativa simplista, influida por las maneras hollywoodienses del relato histórico, y no ejerce más influencia que la de pasar un rato aceptable.
Una escritura poco brillante y una total falta de química en el reparto. El modelo de mujer superficial al que se busca hacer mofa acaba siendo molesto moralmente en vez de gracioso y punzante.
La pareja de irreverentes directores vuelve a esforzarse tanto en rizar el rizo, en sacar el personaje más burro y pintoresco, que uno empieza a perder interés. Hay ruptura y disparate y cierta genialidad, pero no siempre funciona.
Reflexiones interesantes, que se ven traicionadas por un relato mal resuelto y repetitivo, al que ni la dirección atmosférica ni la osadía de mezclar realismo y fantasía salva.