Es una obra bien concebida que usa con inteligencia su entorno. La astuta fotografía de Nicolás Wong ayuda a mantener un equilibrio entre lo sombrío y lo esperanzador.
Un drama entrañable para todo tipo de audiencias, que fusiona una actitud positiva con momentos profundamente emotivos. Wouterlood muestra una excelente capacidad para manejar el tono del relato.