A Ceylan le gusta construir personas, acontecimientos y situaciones, y gracias a este enfoque, puede finalmente crear un mundo en el que la intuición puede abrirse paso a través de las grietas de la fachada racional.
El filme presenta un enfoque visual diverso, que captura completamente las variadas dimensiones, formatos y condiciones de conservación de los materiales originales empleados en su creación como cine-ensayo.
Cornudella Castro logra un equilibrio notable, casi mágico, donde humanos, animales y plantas coexisten. La cámara retrata a cada uno de ellos con dignidad y respeto.
Es una elegía que refleja la inminente conclusión del mundo tal como lo conocemos. Los últimos defensores de una identidad en peligro se mantienen firmes y se ríen de su situación. Samu Fuentes, de forma paradójica, ofrece una espléndida comedia.
Renuncia a los tropos habituales de las historias iniciáticas y Woodworth demuestra que es una maestra en el arte de contar historias y, sobre todo, de contar sentimientos. Es cautivadora y cuenta con un carismático reparto.
Los chistes pueden no ser del agrado de todos, al igual que las actuaciones. Sin embargo, logra atraer incluso a los espectadores más incrédulos, al ofrecer un desarrollo adecuado tanto del tiempo como de los personajes.