Una extraordinaria miniserie de crímenes reales que se adentra no sólo en el 'quién' y el 'cómo', sino también en el 'por qué' de la desaparición de una joven indocanadiense en 1997.
Se ve reforzada por interpretaciones agradables que, en ocasiones, compensan sus múltiples deficiencias en otros aspectos, asegurando que en ningún momento se vuelve aburrida, a pesar de que a veces tiende a ser débil.
Recorre muchas de las temáticas abordadas por Lestrade, pero lo que realmente resalta desde sus primeras escenas es la interpretación de Colin Firth en el papel de Michael Peterson.
No es tanto una película como tal, sino un puñado de ideas provenientes de otras salvajemente distintas, todas emplastadas con temerario abandono y una falta de intriga casi total.
Para ser la historia de la perspectiva de un artista, la película rara vez convierte sus ideas sobre arte en algo visual o dramático. No obstante, Benedict Cumberbatch le da vida a este biopic directo.
Cada plano es tan magnético y cautivador que rara vez te das cuenta de que el cineasta ha optado por evitar los cortes durante minutos. El encuadre flota como en el aire, como soplado por una suave brisa... Podría ser música
Es el tipo de película que merece la pena recomendar aunque sea sólo por su ambición. El hecho de que también sea una comedia de terror extraordinariamente bien elaborada es la guinda del pastel.
Es una de las películas de acción más destacadas, completas y conmovedoras que ha producido Hollywood en varios años, posiblemente desde 'Fury Road'. En resumen, Mad Miller ha logrado sorprendernos nuevamente.
Con escenas que se prolongan más de la cuenta y una perspectiva confusa del pasado contada a través de una narración aburrida y farragosa, el proyecto está prácticamente muerto nada más empezar.