Lo único que podría haber salvado a este filme de ser un fragmento dolorosamente vergonzoso de politiqueo de mala calidad sobre lo que Estados Unidos está haciendo realmente en Vietnam es que fuera realmente divertido o satírico.
La sutileza de Huang y Otsuka, junto con el enfoque en los actos cotidianos, impiden que la película se convierta en un drama incisivo. Sin embargo, aunque su desenlace se haga esperar, logra transmitir su mensaje de manera efectiva.
Esta película es una reflexión entretenida sobre la mente creativa de un guionista, al mismo tiempo que ofrece una visión del cine de acción en Filipinas durante los años ochenta.