Al igual que escalar una montaña, las dos horas y media de duración pueden resultar arduas en ocasiones, pero la liberación emocional merece la pena una vez alcanzada la cima.
Vesely y Campbell nos llevan en un viaje escalofriante que, aunque termina en un territorio bastante familiar, nunca deja de ser apasionante gracias a la valiente interpretación de Sullivan.