Lo que hace que funcione es la pura complejidad moral de la historia, que desafía a los espectadores a simpatizar con cualquier persona en la pantalla durante más de unos minutos a la vez.
Cada escena es un deslumbrante país de las maravillas. Aunque le falta la intensidad de 'Nightmare Before Christmas', también carece de sus frenéticas subidas y decepcionantes bajadas.
La película se encuentra en un delicado equilibrio entre ser efectiva y correr el riesgo de fracasar, y cada vez que Allen habla, parece llevar la trama hacia este último destino.
25 años más tarde, los efectos visuales lucen desactualizados, pero la manipulación de los títeres sigue siendo excepcional. El universo conserva un atractivo artesanal, dando la impresión de ser hecho a mano. Henson tenía un talento inigualable para construir mundos de fantasía.
'Outlander' presenta una peculiar fusión de géneros. Si bien es posible que no cumpla con las expectativas de los aficionados a la acción o los dramas, proporciona una experiencia fresca y diferente que vale la pena explorar.
Tiene más estilo que contenido, aunque supera a sus rivales en ese aspecto. 'Animatrix' no logra el mismo efecto que 'Matrix', pero mantiene una elegancia similar.