Apenas rasca la superficie de una vida extraordinaria. El film adopta un tono similar al de 'Forrest Gump', que en lugar de exaltar el espíritu humano, termina saturándolo.
El director no logra aprovechar el potencial de la producción. El principal problema radica en que todo se siente demasiado infantil. Los decorados son excesivamente pulcros y la violencia, en su representación, resulta irreal y digital.
Kulig, tan efervescente como la joven Jeanne Moreau, es la fuerza vital del film. Es inmaculada y jazzística. Emocionalmente distante por naturaleza, pero accesible.
No hace justicia a una mujer pionera. La película retrata una timidez excesiva y un enfoque que no logra capturar la verdadera esencia de su protagonista.
Nick Hornby adapta la encantadora novela de Colm Tóibín sobre una inmigrante irlandesa que descubre el amor en Nueva York. El resultado provoca una profunda emoción que recorre todo el cuerpo.
Un melodrama excesivamente exagerado que se siente fuera de lugar. La trama, aunque ambiciosa, no logra conectar con el público y se pierde en su propia complejidad.
Johansson brilla, pero Tatum hace que esta comedia romántica pierda fuerza. El ritmo es lento y, en ocasiones, da la impresión de que la película intenta un baile complicado mientras intenta llevar un paso torpe.
David Oyelowo está electrizante como Martin Luther King en la furiosa, valiente y demasiado oportuna narración de Ava DuVernay sobre la lucha de la América negra por los derechos civiles.
El efecto de este homenaje obstinado resulta sutil y poco revelador. Es una perspectiva tan limitada sobre el proceso de madurez que difícilmente logrará inspirarte a tomar acción.
El marcado realismo y el hiriente impacto de la película son suficientes en sí mismos, pero el riesgo y la verdadera recompensa artística es su inmersión sensorial en este infierno del Hades.