Burger y el coguionista Dirk Wittenborn abordan el melodrama con un toque lúdico. Sus ingeniosos giros logran profundizar nuestro aprecio por los personajes.
No presenta elementos innovadores, pero el director se inspira en grandes referentes. Las secuencias de acción son de alta calidad, lo que mejora la experiencia.
Los cambios de poder son los que hacen que el drama sea tan interesante. Al grabar en tomas largas e implacables, Figgis nos transmite toda la electricidad que hay entre los actores.