Gran película, sincera mirada a un barrio, su gente y su lucha. Un trabajo fabuloso de Marcel Barrena, su mejor película, una obra de artesano, todo desprende autenticidad.
El director muestra un enfoque clásico y firme al contar una historia sobre personajes que se sienten fuera de lugar. A veces, la narración se siente igual de errática que sus protagonistas, lo que aporta una capa interesante al desarrollo.
El reencuentro es conmovedor; vemos a los personajes transformados, marcados por la insatisfacción que ha acompañado su andanza. Este tema, esencial en el pasado, cobra aún más relevancia en el presente.
Los avatares de Emma se presentan en pantalla con mucha expresividad y una marcada personalidad narrativa. Una película que late con vida. ¡Qué alegría! Un clásico revisitado desde una perspectiva única.
El director regresa a sus terrenos habituales, utilizando recursos visuales y narrativos que maneja con maestría. Sin embargo, esta elección no aporta una personalidad única ni distintiva a la obra.
La película muestra destellos de un alegre desparpajo a lo largo de su narrativa, sin embargo, no logra navegar de manera efectiva por las complejidades de un cine que tiende a ser olvidable.
Una película que atrapa de manera aterradora, ofreciendo varias escenas memorables que perduran en la mente, perfectas para generar pesadillas. Esta es la esencia del verdadero cine de terror.
Dos películas coexisten en esta obra, explorando el fascinante tema del aprendizaje. El diálogo es provechoso, fértil e intenso, lo que la convierte en una experiencia muy interesante.
Retrata con habilidad y generosidad el tiempo de intolerancia e ignorancia que nos rodea. La película invita a reflexionar y, al mismo tiempo, se disfruta plenamente.
Película entretenida con una historia interesante y un buen ritmo. Ofrece una mezcla de elementos de cine de género que se combinan de manera efectiva, creando una experiencia emocionante.