Sci-fi con un toque hipster. Kogonada experimenta con la edición y el lenguaje visual, desdibujando la delgada línea entre lo tangible y las interpretaciones más inciertas.
La obra de este autor es un ejercicio de libertad absoluta, navegando entre el éxito y el fracaso sin temor a ser juzgado. Su estilo, lleno de imperfecciones caóticas, resulta cautivador y directo.
Interesante cortometraje. La borrachera de 'Tótem Loba' es sensorial, donde imágenes y sonidos a menudo se contradicen: lo que vemos inquieta, mientras que lo que escuchamos nos invita a disfrutar.
La energía intensa de la película hace que verla sea una experiencia sorprendente. En el momento en que el público se adapta a su narrativa elíptica, 'Undine' elige extender el tiempo.
'Bergman Island' juega con la narrativa, oscilando entre momentos y reiniciando escenas, quedando encantada en un ciclo que ella misma crea, como si disfrutara de su propia confusión.
Un acto cinematográfico que refleja la carga y la alegría de vivir de manera sincera. Un discurso construido con la humildad genuina de quien no se siente obligado a ofrecer grandes revelaciones.
La nitidez en la expresión de cada personaje no limita las interpretaciones, sino que las expande completamente. De esta manera, construimos nuestras propias narrativas; así se edifica nuestra catedral de la memoria.
Valeria Bruni Tedeschi, una brillante representación del caos. Meier actúa como un funambulista, equilibrándose entre el intenso drama y la comedia explosiva.